En el paisaje de California abundan las cascadas, desde caídas ágiles hasta cascadas bulliciosas, desde la Cascada Shasta hasta San Diego County. Conozca las mejores del estado, a continuación, numeradas de norte a sur, muchas de las cuales son muy visitadas entre mayo y julio. Para obtener más información sobre cascadas, visite el sitio World of Waterfalls o llévese la guía California Waterfalls.
Norte de California
En mayo, las cascadas al pie de las montañas de California están en su apogeo, y la que se lleva todas las miradas es Feather Falls cerca del Lago Oroville (a unos 128 kilómetros al norte de Sacramento), la sexta cascada de caída libre más grande de Estados Unidos continental y la cuarta más alta de California. Para llegar a Feather Falls, se debe realizar una caminata de 14,5 kilómetros, ida y vuelta, pero vale la pena recorrerlos. Una intrincada serie de pasarelas culmina en la cima de un farallón de granito que sobresale por encima del cañón del Río Fall, donde se puede tener una vista asombrosa de la catarata con forma de cola de caballo que cae en picada 195 metros hacia el río.
También vale la pena visitar Redding y Cascada Shasta, vaporosas maravillas de la región. Pare en Dunsmuir para realizar un precalentamiento de cascadas; una camina de 10 minutos para ver cómo las Hedge Creek Falls caen por un acantilado rocoso. Puede verlas desde una perspectiva interior, trepe hasta una abertura esculpida detrás de la cortina que forma la cascada.
Hay otras cascadas cerca, en el Área Recreativa Nacional Whiskeytown, donde la Whiskeytown Falls, con sus 67 metros, corona un trío de cascadas que incluye las cascadas Crystal Creek, Boulder Creek y Brandy Creek. Una caminata de 5,4 kilómetros, ida y vuelta, conduce a las cascadas menores de la prodigiosa Whiskeytown; unos escalones lo conducen a miradores donde puede observar los tramos superiores de las cascadas. Senderos individuales lo conducen a Boulder Creek Falls, de tres niveles, que caen 42 metros a un cañón repleto de musgo, y las múltiples cascadas de Brandy Creek Falls, que se deslizan por granito pulido.
Al noreste de Redding, tres cascadas caen sobre el Río McCloud. Vale la pena detenerse en Middle McCloud Falls, con sus 15,2 metros de potente caída, pero pueden visitarse las tres con una caminata de 5,8 kilómetros. Para disfrutar de la belleza durante un poco más de tiempo, coloque su tienda en el adyacente Campamento Fowlers. A medida que la temporada va desapareciendo, las cascadas de primavera del río se convierten en hoyas veraniegas para nadar.
A una hora en auto, en el Parque Estatal McArthur Burney Falls Memorial, camine hasta la base de la resplandeciente Burney Falls, su velo lluvioso cae 39,3 metros de un acantilado volcánico. Con solo ver este espectáculo, es fácil entender por qué el Presidente Theodore Roosevelt la nombró la octava maravilla del mundo. Arroyos subterráneos alimentan a la cascada, que produce un torrente continuo de 378.541 metros cúbicos de agua al día durante todo el año. Por ello, la cascada nunca defrauda, incluso en épocas de sequía. Los arcoiris realizan una danza constante en la bruma y suben desde su estaque turquesa.
El verano es perfecto para visitar el Parque Nacional Volcánico Lassen y estirar las piernas con una caminata de 2,2 kilómetros a la bulliciosa Kings Creek Falls repleta de helechos, una caída de 15,2 metros enmarcada en abetos rojos esculpidos por el clima. En el extremo sur del parque, serpentee desde el Campamento Suroeste, a través de un espectacular campo de orejas de mula lanuda amarillas, hasta Mill Creek Falls, donde se unen dos arroyos y caen 22,8 metros por un acantilado de arenisca.
Región de Sierra Alta
Las cascadas del Valle de Yosemite normalmente se encuentran al máximo a mediados de mayo, pero este año el espectáculo continuará hasta bien entrado julio. Camine por los tranquilos senderos hasta Bridalveil Fall y Lower Yosemite Fall, o ríndale tributo al poderoso Río Merced con el circuito de 10,4 kilómetros hasta Vernal y Nevada Falls. En los tramos más australes del parque, realice una caminata de 10 minutos a las agitadas cascadas inferiores de Chilnualna Falls o camine 13 kilómetros, ida y vuelta, a la escalonada cascada superior del arroyo.
El 1 de julio, todos los caminos de Sierra Nevada deberían estar despejados y abiertos, lo que se convierte en un excelente momento en el Monumento Nacional Devils Postpile en Lagos Mammoth. Camine 1,6 kilómetros hasta Reds Meadow o 4 kilómetros desde la estación del guardaparque hasta Rainbow Falls, de 30,8 metros, donde el Río San Joaquín cae por un precipicio al tiempo que los arcoiris danzan en la bruma. Luego continúe río abajo hasta Lower Falls, una versión más corta y fornida de su hermana mayor, río arriba, con su profundo estanque repleta de hábiles truchas.
Los senderos de las tierras altas de Yosemite pasando Tioga Pass Road deberían secarse a mediados de julio, y las cascadas a lo largo del Río Tuolumne estarán mostrando su mejor cara. Desde Glen Aulin Trailhead en Tuolumne Meadows, camine 7 kilómetros hasta Tuolumne Falls, la primera de cuatro importantes cataratas de río. Busque un permiso para quedarse a pasar la noche y equipo de campamento y camine río abajo para ver California Falls, LeConte Falls y, por último Waterwheel Falls (una caminata de 23,7 kilómetros, ida y vuelta), donde las agitadas aguas se meten en profundas cavidades de granito y luego salen disparadas con tanta velocidad que vuelve a caer sobre sí mismo, como una noria.
Sur de California
Las cascadas del sur de California también saben montar un espectáculo, incluidas Holy Jim Falls en Trabuco Canyon, condado de Orange, una pequeña pero pintoresca catarata llamada así en honor a un irascible apicultor de la década de 1890. El sendero de 4 kilómetros, ida y vuelta, hacia las cascadas serpentea por un cañón de robles y sicómoros. Cerca de allí, Los Ángeles ofrece abundantes cascadas: cerca de Pasadena, camine hasta Monrovia Falls en el Parque Monrovia Canyon o pase unas horas en Sturtevant Falls, ubicadas en el entorno silvestre de Big Santa Anita Canyon. Sobre la costa de Malibu, camine más allá de las mansiones de los magnates de Hollywood hacia las montañas de Santa Mónica, donde la escalonada Escondido Falls cae 45,7 metros sobre arenisca cubierta de musgo.
Más al sur, el condado de San Diego cuenta con varios lugares más pequeños (pero no menos atractivos) de temporada para amantes de las cascadas. Debido a su ubicación semiárida, las cascadas dependen de lluvias recientes, por lo que diciembre y enero son los mejores meses para visitarlas. Visite Los Penasquitos Falls, la cascada estacional en Oak Canyon, ubicada en el Parque Regional Mission Trails y la cascada en el colorido Horsethief Canyon. Los cazadores de cascadas que busquen una caminata más exigente, pueden recorrer el sendero de 10,6 kilómetros hasta Cedar Creek Falls, que se desploma 24,3 metros hacia un estanque conocido como “Devil’s Punchbowl”.
—Ann Marie Brown