El Museo de arte Crocker es el primer museo público de arte fundado en el oeste de los Estados Unidos, y uno de los museos más importantes de California en la actualidad. Si el hecho de que sea el museo de arte más antiguo al oeste del Mississippi lo hace parecer un atractivo aburrido, olvídelo. Se trata de un museo totalmente actual, vibrante, ecléctico y fascinante, con una colección inigualable tanto de arte histórico como contemporáneo.
Primero, lo histórico. El museo original Crocker fue un obsequio de Margaret Crocker a la ciudad, una jugada de la heredera de la increíblemente acaudalada familia Crocker para que el pueblo de Sacramento tuviera acceso permanente a las sorprendentes galerías personales de su familia; se encuentra ubicado en una mansión de estilo italiano con un agradable paseo desde el edificio del Capitolio. El elegante edificio, así como la casa familiar adyacente, todavía exhibe la colección original, que incluye obras europeas, así como la colección californiana, ahora considerada una de las mejores de su clase en los Estados Unidos.
Con el tiempo, la colección creció al punto de incluir una inmensa riqueza de cerámicas y esculturas internacionales, y obras de artistas contemporáneos de California, muchos de los cuales dictaron clases en la cercana U.C. California en Davis. Avance rápidamente hasta 2010, cuando un nuevo e impresionante espacio de la galería, el ultramoderno Pabellón Teel Family, se agregó al conjunto Crocker del período del 1800 en una jugada audaz y visualmente impactante. Esta galería con espacios abiertos e iluminados naturalmente se ha convertido en sede de las colecciones contemporáneas, y constituye su oportunidad de observar las obras originales de los mejores artistas del estado. Aquí podrá apreciar los originales en blanco y negro del célebre fotógrafo Ansel Adams: la diferencia entre ver sus imágenes reales del Yosemite Half Dome y ver una réplica tamaño póster es impresionante. Por allí se encuentran las extravagantes pinturas hechas con pastel de Wayne Thiebaud, por aquí la cabeza de cerámica del absurdo escultor Roy Arneson.
El Crocker también tiene actividades para toda la familia: las zonas como Tot Land y The Story Trail dejan que los niños de todas las edades interactúen con el arte de formas divertidas, y los eventos permanentes como el Wee Wednesday y Sunday Playday ofrecen actividades para poner las manos en la masa. Revise el calendario del museo para conocer los eventos casuales en los que los niños pueden hacer bocetos con la ayuda de un profesor de arte o los padres y los cuidadores pueden vigilar a los más pequeños en la galería Baby Loves Art. El conjunto, lo viejo y lo nuevo del Crocker, genera una de las experiencias más sorprendentes de la ciudad capital de California.
