Mientras que la mayoría de las personas van directamente al puente Golden Gate para sacarse fotos de San Francisco que subirán a Instagram, algunas de las vistas más asombrosas de la ciudad junto a la bahía y sus espectaculares alrededores se pueden capturar desde el extremo noroeste de San Francisco: un silvestre cordón litoral azotado por el viento y envuelto por el océano, conocido como Lands End. Ubicado a solo cinco cuadras al norte de la parte occidental del parque Golden Gate y al oeste del Presidio, este rincón menos transitado de la ciudad es rico en historia y sitios históricos y ruinas (sí, ruinas, continúe leyendo). También es un gran lugar para estirar las piernas en una red de senderos con poca gente, con muchas posibilidades de divisar focas, lobos marinos, pelícanos e, incluso, ballenas. Visite el sitio de Servicios de Parques Nacionales para ver un mapa de los senderos de Lands End.
“Tengo las ideas más exaltadas sobre el futuro de California. Creo que creceremos en población, creceremos en comercio, creceremos en civilización y artes, y ciencias hasta que seamos los primeros entre nuestros países”, Adolfo Sutro (1830–1898)
Comience su visita en Lands End Lookout, un excelente centro de interpretación con ventanales que miran al oeste hacia el Pacífico azul. (De diciembre a marzo, mantenga los ojos abiertos para ver ballenas grises migratorias; en verano, es posible que vea ballenas jorobadas o hasta ballenas azules en peligro de extinción). Las exhibiciones dan información sobre la historia natural de la región y sobre el lugar fascinante de Lands End en el pasado de San Francisco. En la década de 1880, Adolph Sutro, que ganó millones con la minería de plata y los bienes raíces, compró un terreno aquí, lo apodó Sutro Heights y se dispuso a transformar la tierra en un elaborado jardín público, con bosques, macizos de flores y amplios senderos que conducían puntos para apreciar las vistas. También adquirió y renovó magníficamente el emblemático restaurante frente al mar de la región, Cliff House (cerrado permanentemente desde diciembre de 2020) y comenzó a construir el proyecto de sus sueños: un país de las maravillas frente al mar abierto al público, que incluye una enorme estructura de vidrio que encierra seis piscinas, cada una se recarga naturalmente con agua de mar durante la marea alta y se calienta a varias temperaturas.
Durante décadas, la familia Sutro luchó para que todo se mantenga financiado y en funcionamiento. Sin embargo, después de un incendio en 1966, los baños se cerraron permanentemente. Los planes de desarrollo para el sitio fracasaron y, en 1976, el complejo de baños, ahora no más que unas espectaculares ruinas, y la superficie circundante fueron designados como zonas verdes, una parte protegida por el gobierno federal del Área Recreativa Nacional Golden Gate.
Los baños Sutro podían albergar a 10.000 personas a la vez, contaban con 500 vestidores, 20.000 trajes de baño y 40.000 toallas para alquilar.
Hoy, los caminos descienden hasta las ruinas y se conectan con el sendero costero, con imponentes vistas del puente Golden Gate y los promontorios Marin. Desde aquí, es un paseo fácil hacia el sur hasta Ocean Beach, una franja de arena blanca de 5,6 kilómetros de largo, que es notablemnte irrestricta y silvestre, una joya que, a menudo, se ignora y adorna el lado occidental de San Francisco. Cuando realice la visita, vístase en capas, ya que, incluso, en verano el clima puede ser bastante fresco.
Consejos de experto: si va a ir en automóvil, se recomienda acercarse por el extremo occidental del parque. El estacionamiento es mucho más fácil allí que cerca de la entrada de Lands End, en el extremo este. Además: no se vaya sin buscar lo que queda de Lands End Labyrinth, una instalación terrestre creada por el artista Eduardo Aguilera en 2004.