Es increíble, pero real: aún hoy puede recorrer la parte playa del brazo sur del American River y encontrar motas de oro, como lo hacían los buscadores de fortuna hace más de un siglo y medio en Sutter’s Mill. Uno de los mejores lugares para hacer esto es Jamestown, uno de los pueblos originales de la Fiebre del oro en California. En realidad, Jamestown ha sido testigo de dos fiebres del oro separadas en su historia; la primera en 1849 y un segundo auge en el decenio de 1880, cuando técnicas nuevas de minería ayudaron a descubrir más oro.
Pruebe buscar oro por su cuenta; no necesita mucho más que algunas herramientas simples, una actitud positiva y un par de zapatos o botas aptos para agua (algún calzado deportivo viejo también sirve). Las tiendas de la zona venden buenas bateas para lavar oro, pida que le enseñen la técnica adecuada para poder separar las partículas diminutas de oro del cieno del río. Una palita de jardinería también puede ayudarlo a cavar en el cieno del río para buscar oro. En realidad, es difícil distinguir una cosa de otra en el fondo de su batea, en especial con tanto “oro de los tontos”, como se denomina a la pirita (un mineral técnicamente sin valor) que se queda en el piso de su batea. Para tener mejor suerte, además de adquirir conocimientos geológicos e históricos mientras busca y revuelve, intente buscar oro con un guía especializado.