Envuelta por el Pacífico en tres costados, la Península de Monterey ofrece todo al mismo tiempo: playas ventosas y caletas tranquilas, cenas elegantes y comidas casuales, historia antigua y arte postmoderno. El Acuario de la Bahía de Monterey, de renombre mundial, con sus medusas psicodélicas y los tanques tocar a las mantarrayas , es un lugar que no se puede perder, en especial para las familias. Al salir, se encontrará entre hoteles, tiendas y restaurantes que anteriormente eran plantas empacadoras de pescado a lo largo de Cannery Row, una calle que se hizo famosa gracias al autor local John Steinbeck. Alquile bicicletas para transitar la costa hacia el sur alrededor de la Península hasta Pacific Grove, la Playa Estatal Asilomar y observe la belleza del mar (además de las casas de muchos millones de dólares y los famosos campos de golf de la Playa Pebble) a lo largo del recorrido de 17 millas.
En el lado sur de la Península de Monterey, explore el artístico pueblo de Carmel by the Sea (sus habitantes lo llaman simplemente Carmel), que hábilmente encuentra el punto de equilibrio entre historia y riqueza nueva. Carmel Mission es uno de los senderos más hermosos y sombreados del estado que parten hacia la exuberante Mission Trail Nature Preserve. Camine por las blancas arenas de la Playa Carmel (un lugar apto para perros) o descubra un mosaico de acantilados azotados por las olas y árboles que se tuercen con el viento en Point Lobos State Reserve. Si lo que quiere es disfrutar del sol, aventúrese en el Valle de Carmel (siempre y cuando, empiece a sonar la sirena de niebla). Luego, regrese a la ciudad principal de Carmel, con calles repletas de galerías, gastropubs acogedores y alojamientos aún más acogedores.
