Cuando el St. Francis Hotel abrió sus puertas el 21 de marzo de 1904, la hilera de automóviles y carruajes se extendía a lo largo de tres cuadras, ya que los habitantes de San Francisco se habían acercado a Union Square para conocer el flamante lugar emblemático de la ciudad. Construido por la familia del famoso magnate ferroviario de San Francisco Charles Crocker, después de haber estudiado los hoteles más importantes de Europa, el St. Francis —de $2.5 millones— se convirtió con rapidez en el centro de la élite social y artística de la ciudad. El St. Francis ha sobrevivido tiempos cambiantes, para no mencionar el terremoto de 1906, y se mantiene como un símbolo real de la elegancia al día de hoy.
El hotel tiene alrededor de 1,200 habitaciones que ofrecen comodidades contemporáneas en dos edificios. Pero algunas cosas no han cambiado. El famoso reloj de pie Magneta permanece en el lobby histórico, con su balcón ornamentado y sus columnas de mármol. Y los tranvías eléctricos siguen recorriendo la calle Powell, justo frente al hotel. Disfrute toda esta maravilla sentado bajo la luz cálida del Clock Bar, creado por el aclamado chef Michael Mina, donde puede deleitarse con quesos gourmet y beber un cóctel artesanal, además de examinar una carta de vinos que incluye más de 300 etiquetas.